lunes, 25 de enero de 2010

Trabajo en equipo


Uno de los mayores errores del ser humano es hacerse a la idea de que algo o alguien es completamente suyo.

Cuando piensa que el tiempo es suyo tiene miedo a la muerte, cuando cree que una persona le pertenece de manera física y/o espiritual, tiene miedo a la infidelidad; aún así la gente sigue muriendo, las infidelidades se siguen cometiendo, y eso nunca ha cambiado.
Cuando se es consciente de que hay cosas que no podremos obtener de esta vida, se pueden llegar a acuerdos que la hacen más llevadera.


Mientras me acercaba a la mesa de cocteles de esa freakyfiesta cara vi como él tocaba su cadera con la yema de los de dedos, ante la sonrisa cómplice de mi acompañante, que en seguida sintió mi mirada e hizo desaparecer al bastardo…(simplemente no le presté atención).

Venía de la desolada azotea, tras darle un desenlace al coqueteo visual que había comenzado minutos atrás con la portadora de esos ajustados pantalones a cuadros y la blusa ombliguera estilo los 80s, un peinado salido de la misma época. Fui a sentarme sobre el sillón redondo.

Ella (mi acompañante de entrada) se sentó tras de mí, pegó su espalda a la mía y comenzamos a conversar sin vernos la cara, como si estuviéramos teniendo una conversación de espías en una estación del metro o en algún museo.
- Pensé que te habías ido – dijo con un ligero tono de indignación
- Ya ligamos – afirmé
- Sí, me voy en 10- al momento observa su reloj, hace una seña a su acompañante de salida y barre con una mirada a la chica de cabello rubio alborotado con la que acabo de aparecer.
- ¿Te vas con esa ochentera?- continúa hablando a contraespalda
- ¿Pusimos límite? – doy un trago a mi copa -Yo acabo de regresar
- Estúpido, si no fuera decente me iba con tres – Se levanta y sonríe, sabiendo que ya estaba pensando en escribir esa frase - Me llamas – se despide con un guiño.