jueves, 11 de febrero de 2010

El instinto conserva a la raza, no al individuo...

...y en los humanos el instinto siempre ha funcionado de maravilla, por él "dominamos" el planeta.

Ver una bonita sola no es algo que me ponga feliz (no al principio). La falta de aire, la fiebre repentina y la incapacidad de pensar claramente dan la sensación de que me desmayaré el cualquier momento…y tal vez eso sucedió (sí, eso sucede).

La tarde era tranquila, me disponía a encerrarme en mi cuarto con algunas botellas de vino y botana, películas viejas, juegos de video, y demás estimulantes (no-mujeres). Fui a la tienda comercial con la cava más variada a abastecerme; y la vi en un pantalón claro y una blusa de tirantes que despachaba ese olor imperceptible por el laberinto de pasillos…cuando me di cuenta caminaba a su lado, dejando a la vista lo sustancial de mi compra: tres botellas de tinto, queso y jamón ahumados; sonriéndole en social (ya no había marcha atrás) comencé una introducción bastarda.


Solo podía tener dos respuestas, ambas igual te terminantes, (asi no pierdo el tiempo).


- Hola, ¿quieres tomar vino mientras vemos una película en mi casa? - doy el salto, ella cerró los ojos en un gesto de extrañeza, al abrirlos yo seguía ahí, en espera de su respuesta
- Debo comprar algo primero – respondió dudosa, (quiere ganar tiempo)
- Esta bien, te acompaño – le dije despreocupado, seguimos caminando como si acabáramos de reencontrarnos después de algunos días, intercambiamos datos, recorrimos pasillos de cereales y productos enlatados…
- Mejor ya vámonos – interrumpe, tras haberme observardo y meditar si se iba del súper con este desconocido. (Hell yeah)


Sobre la alfombra, tras 4 tragos de vino estimulante y 5 minutos después de ponerle play a la película pretexto, recuerdo con una sonrisa perversa que por alguna razón las bolsas de mi pantalón estaban rotas por dentro, mientras ella mete su mano para sacar un celular (que no estaba ahí), siente mi erección, me mira a los ojos. Yo, sólo por la diversión de la respuesta pregunto
-¿Quieres hacerlo?- Se incorpora sobre mi, baja los tirantes te su blusa, y comienza a desabrochar mi pantalón, con una sonrisa despreocupada
- Por mi no hay problema.

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