
Ahí estaba, rodeado de de mujeres pensando en su ropa interior, el olor a telas suaves mezclado con sus perfurmes, los colores pastel,…
Tuve que concentrarme y elegir media docena (para tener más cosas que romper).
La encargada preguntó acerca de la talla y de inmediato pensé en G (la cantidad de placer que me proveían esas caderas me hace perder la objetividad), al verme titubear, la empleada toma a la primera blanquita en botas esquimales que pasa, la pone de espalda y muestra el cabello lacio cayendo por la espalda, le ciñe la prenda sobre el entallado pantalón de mezclilla
–¿De esta talla? – pregunta. Miro despacio, respiro profundo y asiento (la talla me había dejado de importar).
En la salida, al toparme con la modelo de ropa interior por casualidad (claro), decidí probar suerte.
- Sé qué talla eres - susurro sobre su hombro descubierto. Ella sonríe en inocente, sin dejar de avanzar.
Cuando creí que conocía los diálogos más directos, llega (una vez más), una mujer y me hace reír de mi:
¿Dónde quieres que me los pruebe?
Regresa el As de los Bastardos.
Nueva imagen, misma actitud, diferentes mujeres
4 comentarios:
Muy buen blog.
Aplausos por la actitud.
jejeje que buena narracion.,, que suerte..
ufffff!!!
yeah!
:d
bien!!!!!!
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